Las mejores frases de Historia de dos ciudades, de Charles Dickens

Un clásico de la literatura universal

Historia de dos ciudades de Charles Dickens
ALBA Minus

Desde su primera publicación en 1859, se han vendido más de 200 millones de ejemplares de , de Charles Dickens, lo que la convierte en la novela más vendida de todos los tiempos. Y eso que en ese entonces no existían las estrategias de márketing actuales.

Repasando sus páginas entenderemos por qué continúa siendo un bestseller. En efecto, la obra está llena de reflexiones y de citas que parecen intemporales, aplicables a cualquier época, no sólo al París y al Londres de fines y mediados del siglo XVIII, como comprobarás a continuación.

El mejor inicio

Para empezar, las primeras frases de la novela no tienen desperdicio, y perfectamente podrían catalogarse dentro de las más impactantes frases de inicio de una novela:

"Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo."

El enigma del otro:

"Es un hecho maravilloso y digno de reflexionar sobre él, que cada uno de los seres humanos es un profundo secreto para los demás. A veces, cuando entro de noche en una ciudad, no puedo menos que pensar que cada una de aquellas casas envueltas en la sombra guarda su propio secreto; que cada una de las habitaciones de ellas encierra, también, su secreto; que cada corazón que late en los centenares de millares de pechos que ahí hay, es, en ciertas cosas, un secreto para el corazón que más cerca de él late."

Reflexiones sobre la pena de muerte:

"En aquella época era cosa muy corriente la sentencia de muerte. La muerte es un remedio de la Naturaleza para todas las cosas y la Ley no tenía razón para ser distinta."

"En realidad las tres cuartas partes de los delincuentes eran condenados a muerte, lo cual tenía la ventaja de simplificar considerablemente los procedimientos legales."

Frases sobre la naturaleza humana:

"El sol se levantó tristemente, pero salió sobre una noche no más triste que aquel hombre dotado de talento y de buen corazón, incapaz de dirigir convenientemente sus cualidades, incapaz de ayudarse a sí mismo y de conquistar la felicidad, aunque se daba cuenta de que cada vez se hundía más y más y por fin se abandonaba a su lamentable destino."

"Desde los tiempos en que era siempre verano en el Edén, hasta los actuales en que casi puede decirse que el invierno es perpetuo, la vida del hombre siempre ha tomado el mismo camino, que también tomó Carlos Darnay, es decir, el que conduce al amor de una mujer."

"A fe que merece simpatía el hombre que me demuestra lo que yo podría haber sido y no soy. Si fuera él podría haber sido objeto de la mirada de aquellos ojos azules y compadecido por aquel lindo rostro. Pero vale más ser franco y decirlo claro. Odio a ese hombre."

¿Algún parecido con el presente?:

"No faltaban señales de los que hacía pobres a aquella gente desgraciada: los impuestos del Estado, los diezmos para la iglesia, los impuestos para el señor, los impuestos locales y generales, habían de ser pagados sin remedio, de acuerdo con un cartel fijado en el pueblo de modo visible, y lo que más raro parecía es que con todos esos impuestos estuviera el pueblecillo todavía en pié."

¿O con 1984, de George Orwell?:

"La represión es la única filosofía de efectos duraderos. La gran deferencia del miedo y de la esclavitud, amigo -dijo el marqués- conservará a los perros obedientes al látigo mientras este techo -añadió mirando al techo- nos proteja del cielo."