Codicia, de J.R. Ward, novela erótico-romántica sobrenatural

Nueva serie después de la Hermandad de la Daga Negra

Codicia, de J.R. Ward
Punto de Lectura

La novela erótico-romántica se ha convertido en la favorita de los lectores (o, mejor, lectoras). Desde E.L. James con su trilogía de las 50 sombras de Grey, pasando por Sylvia Day y su serie Crossfire, los bestsellers de esta temática parecen imbatibles. Tanto que han surgido sub-géneros, siendo uno de ellos el llamado romance sobrenatural (o paranormal), que incluye personajes con poderes especiales o seres no humanos, como vampiros, por ejemplo. Dentro de esta categoría sobresale J.R. Ward (seudónimo de la escritora Jessica Bird). Codicia es la primera novela de su serie Ángeles Caídos, que sigue a su exitosa saga de La hermandad de la daga negra.

El argumento de Codicia, de J.R. Ward

A diferencia de La hermandad de la daga negra, en la que los protagonistas eran vampiros y seres de la noche, la nueva saga de Ward nos ofrece personajes celestiales; en estas historias, el bien y el mal, cansados de librar batallas centenarias, deciden apostarlo todo a una sola carta: Jim Heron, un humano que deberá salvar a siete almas obsesionadas por sendos pecados capitales.

Heron es un ex-militar de operaciones especiales (leáse asesinatos selectivos), que trata de abandonar su profesión. Construye una identidad como obrero de la construcción en la ciudad de Caldwell, Nueva York (la misma ideada por Ward para La hermandad de la daga negra). Allí trabaja para Vin DiPietro, un multimillonario obsesionado por la riqueza y la ostentación, pero que arrastra los traumas de una infancia en la que era maltratado por sus padres, quienes mueren asesinados. Vin tiene una novia, Devina, a quien tiene pensado proponerle matrimonio.

Paralelamente, tenemos a Marie-Terese (cuyo nombre verdadero es Gretchen), madre de un niño de 7 años y que ha escapado de su esposo, un mafioso que la maltrataba y quien había secuestrado al niño. Para pagar los altos costos de abogados y detectives, Marie-Terese debe trabajar como prostituta en La Máscara de Hierro, un local nocturno de ambiente gótico.

Luego de un accidente, Jim va al cielo y es informado de su misión por 4 ángeles: salvar el alma de Vin. Al ser revivido en el hospital, explica a este último que debe hablar con él. Vin lo invita a su casa, un lujoso dúplex, donde se encuentran con Devina, que resulta ser la mujer con la que Jim había hecho el amor a la salida de La Máscara de Hierro, la noche anterior.

Después de la cena, acuerdan ir al mencionado bar, donde Vin se enamora a primera vista de Marie-Terese. Decide terminar su relación con Devina y contacta a Marie-Terese (él y Jim se pelean con unos universitarios borrachos que la estaban molestando). Ésta no puede dejar de sucumbir a los encantos de Vin y termina enamorándose de él.

El problema es que Devina es nada más y nada menos que un demonio, que busca quedarse con el alma de Vin y, como pueden suponer, no lleva muy bien que la dejen plantada. Finge que Vin la ha maltrado y lo acusa penalmente. Jim descubre estas circunstancias y decide acabar con Devina. Para ello requiere de la ayuda de dos ángeles, Adrian y Eddie.

Los capítulos siguientes -que no contaremos en detalle para no pecar de aguafiestas- se centran en la lucha de Jim y sus amigos para salvar a Vin y a Marie-Terese de las garras de Devine, quien además utiliza a otros humanos como instrumentos de su plan, que se tiñe de sangre. Sólo podemos adelantar que, como es de esperarse, la trama tiene un final feliz.

Qué resaltar de Codicia, de J.R. Ward

Se trata de una novela erótico-romántica en toda regla. Por un lado, los personajes masculinos, tanto Jim como Vin, son machos alfa, osados y triunfadores en su trabajo, guapos y sensuales. Incluso Jim y Eddie, los ángeles que ayudarán a Heron, están sobrecargados de testosterona.

A su vez, Marie-Terese es una mujer golpeada por la vida, aunque fuerte y decidida, pero necesitada de alguien que la proteja. Vin y Marie-Terese se enamoran a primera vista y se entregan a su relación sin egoísmos. Ambos protagonizan varias escenas de sexo explícito, un elemento que forma parte esencial de estos relatos, aunque no llegan a ser pornográficas ni mucho menos.

El componente sobrenatural lo dan, por supuesto, los ángeles y demonios que tratan de influir sobre los humanos, para conquistar su alma. Adicionalmente, la escritora dota a Vin DiPietro de poderes premonitorios, y establece ritos y conjuros como mecanismos para luchar contra el demonio, como mandan los cánones.

Por lo demás, la novela está escrita en un lenguaje directo y sencillo, muy fácil de leer. La trama es cautivadora y va atrapando al lector, con capítulos cortos que van generando cada vez más interés.

Las escenas de sexo se describen sin tapujos aunque, como dijimos, el fin no es pornográfico. Para quienes gustan de este tipo de relatos, se trata de un buen libro para pasar el rato.